viernes, 9 de septiembre de 2011

'Llegó el momento de abrir el camino al TLC con Colombia'

Así lo afirmó el presidente Barack Obama en un discurso dado en el Congreso de Estados Unidos en la noche de este jueves.


               



El presidente Barack Obama pidió al Congreso aprobar “de inmediato” un ambicioso paquete de medidas encaminadas a generar, según dijo, los empleos que el país necesita para salir de la crisis económica en la que se encuentra.
Entre ellas, Obama insistió en la aprobación de los Tratados de Libre Comercio con Colombia, Corea del Sur y Panamá, aunque no precisó si los enviará al Congreso en los próximos días.
“Es hora de abrir el camino para una serie de acuerdos comerciales que harán más fácil a las compañías estadounidenses vender productos en Colombia, Corea del Sur y Panamá, al tiempo que se ayuda a los trabajadores que han perdido sus empleos por la competencia global. Quiero ver a los coreanos manejando Fords, Chevys, y Chryslers. Quiero ver más productos vendidos en el mundo estampados con las orgullosas palabras “Hecho en USA”, dijo el mandatario.  
En su esperado discurso ante las dos Cámaras del legislativo, el mandatario catalogó las rencillas actuales entre republicanos y demócratas de “circo político” y les pidió dejarlas a un lado por el bien del país.  
“Ante esta crisis nacional, la pregunta es si podemos detener este circo político y hacer algo que ayude a la economía. Les estoy enviando un plan que deben aprobar de inmediato…Aquí no hay nada controvertido pues son del tipo de propuestas que demócratas y republicanos han apoyado en el pasado”, dijo el presidente.
El Plan, bautizado “Acto Americano para el Trabajo”, costaría unos 450 mil millones de dólares, que serían financiados elevando nuevos impuestos a los más ricos y otras medidas para evitar que la nueva factura le sume al déficit fiscal.
Según Obama, el código de impuestos debe ser reformado pues es exabrupto que multimillonarios como Warren Buffet, que gana 47 millones de dólares al año, pague menos impuestos que su secretaria, con un sueldo de solo 60.000 mil.    
Entre las iniciativas previstas se destacan recortes de impuestos para empresas pequeñas y medianas, extensión de beneficios laborales para desempleados e inversión en infraestructura.
La estrategia de Obama fue de inmediato rechazada por el partido republicano, que controla la Cámara de Representantes.
Para este partido, el plan es un nuevo paquete de gasto, similar al que se aprobó en 2009, que solo abultará la deuda sin reactivar el mercado laboral.
"La definición de locura como lo dijo Einstein, es hacer la misma cosa una y otra vez y esperar un resultado diferente. No puedo pensar en una mejor descripción para alguien que cree que la solución es otro (plan de) estímulo. Si el primero no funcionó ¿por qué este si?”,dijo el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell.
El partido, de hecho, presentó este fin de semana su propio plan de empleo que se enfoca en levantar restricciones para volver a las industrias más competitivas y deducciones de impuestos que, sostienen, estimularían el gasto y la inversión.
En lo único que parecen de acuerdo ambos partidos es en la necesidad de sacar adelante los TLC, aunque todavía persisten obstáculos.
Los demócratas y la Casa Blanca quieren ver aprobado primero el TAA, un programa que brinda asistencia a trabajadores desplazados por el comercio que los republicanos rechazan pues lo consideran un subsidio.
El Plan de Obama y la contra propuesta republicana son un fiel reflejo del ánimo partidista y preelectoral que domina el discurso en Washington por estos días.
Aunque Obama ha dicho que presentará el paquete de medidas al Congreso la semana entrante para que inicie su consideración, pocos creen que saldrá adelante pues los republicanos impondrán su mayoría en la Cámara para bloquearlo.
En su lugar, lo más probable es que aprueben un paquete de iniciativas propias, que serían rechazadas en el Senado, donde los demócratas tienen el poder.
Lo cual supone un nuevo período de “toma y dame” entre ambos partidos.
Algo que complica la ya delicada situación del presidente estadounidense cuya posible reelección en el 2012 parece estar atada al desempeño de la economía en estos 14 meses que hacen falta para los comicios.
Las últimas encuestas revelan que la aprobación de su mandado a caído al nivel más bajo desde que asumió la presidencia (el 43 por ciento), con notas aún peores en el manejo de la economía (37 por ciento).